El brutalismo de las pantallas de hormigón visto contrasta con la pureza del blanco, definiendo la esencia de la vivienda. Este contraste resalta la fuerza y la elegancia, fusionando lo robusto con lo delicado en una composición arquitectónica equilibrada. La solidez del hormigón ancla la estructura, mientras que el blanco aporta ligereza, creando un espacio que integra perfectamente estos opuestos en su diseño.